El pasado domingo da 20 de Diciembre, ASDEA tuvo su tradicional comida de NAVIDAD en la localidad de Espartinas, el punto de encaje de varias actividades, cada una de ellas con su especial interés y motivación. Los treinta allí congregados en este peculiar encuentro navideño participábamos de muchos y sólidos lazos en común: a la mayoría nos une una promesa (simbolizada por una pañoleta al cuello) realizada hace ya muchas lunas, pero vigente y bien viva. A otros, convivir con quien que la lleva, que casi es lo mismo.
Si bien cada actividad podría haber sido un excelente motivo de la reunión, fuimos dando cuenta de todas en el orden establecido, apurando cada instante en su belleza y de la mano, además, de Juan Pedro Corrales, persona muy cercana y edil del Ayuntamiento de Espartinas que nos acompañó, como atento anfitrión, mientras le fue posible, dado que ese día tenían lugar Elecciones Generales .
Pues bien, de todo lo realizado el cronista se fija especialmente en la visita a la Ermita de Nuestra Señora de Loreto. Es su privilegio. Que con anterioridad, hubiéramos conocido las Bodegas Loreto, aledañas a la Ermita, y posteriormente tuviera lugar el ágape fraterno en un restaurante local, no le quita protagonismo a ese convento que aloja a la que dicen «Patrona del Aljarafe», Nuestra Señora de Loreto, punto neurálgico de un espacio habitado de forma continuada desde la época romana hasta hoy. Y, a tenor de los muchos vehículos estacionados en el aparcamiento, bien visitada en sus cultos.
Pero vayamos en su orden cronológico. De la mano de Antonio Limón tuvimos la oportunidad de conocer a fondo las Bodegas Loreto, ubicadas en una primitiva hacienda del siglo XVI. Según cuentan los historiadores, subrayó Antonio, fue propiedad de Don Enrique de Guzmán. Se dice que fue su esposa, Doña María Manuel, la que tras un accidente en el puente de Triana (entonces de barcas) y en señal de agradecimiento, decidió donar la hacienda a los frailes y edificar un Monasterio. Así nos lo contaron (ocurrió lo mismo después en la visita al propio convento) de modo que así queda escrito.
Con un lenguaje sencillo, propio de un profesional que sabe lo que se hace y se dice, supimos de los procesos de elaboración del vino, desde que se plantan las vides al trasiego de caldos en botas, bocoyes o barriles, pasando por el proceso de molido en los rodillos, la prensa, etc. trasmitiéndonos la emoción con la que parece impregnar su trabajo, que no es otro que elaborar artesanalmente caldos primorosos con los que disfrutamos en celebraciones públicas y privadas. Finalmente, una degustación de mostos,