Recomendaciones de Sen De Ritmo para alta montaña

DSC_2344GUILDA SEN DE RITMO 
 RECOMENDACIONES PARA SENDERISMO DE ALTA MONTAÑA
Las subidas
En las subidas es más importante que en ningún otro momento llevar un ritmo constante.
Las zancadas se acortan, el cuerpo se inclina algo hacia adelante, y seguimos pisando con toda la planta.  Error de principiante es pisar sólo con las puntas de los pies. Si la pendiente es demasiado pronunciada y no hay ya senda, lo mejor es ascender zigzagueando, para disminuir la pendiente, aunque se aumente la distancia recorrida.
En rutas suaves podemos ascender 200 m cada hora sin dificultad. En rutas duras, para montañeros entrenados, se puede subir incluso 500 m a la hora.
 
Las bajadas
En los descensos la fuerza de la gravedad nos ayuda, y el esfuerzo es, normalmente, menor. Las piernas, especialmente los cuádriceps, amortiguan nuestro cuerpo. Las rodillas deben flexionarse ligeramente en cada paso.
En bajadas suaves, la zancada se alarga. También aquí es importante un ritmo regular, con paradas de vez en cuando.
Si el descenso es muy pronunciado, por contra, los movimientos se hacen más lentos, buscando siempre los mejores apoyos. Se puede zigzaguear para evitar la línea de máxima pendiente. Puede incluso bajarse de lado, frenando con la pierna que vaya por delante.
En caso de bajar por nieve, se talonea más, es decir, pisamos clavando el talón de forma exagerada.
Si la bajada es destrepando rocas, procurará hacerse de lado o mirando de frente, ayudándose con las manos en los puntos más complicados, y muy despacio.
 Bastones
 Estupenda ayuda para senderistas y montañeros es un bastón (o dos). Los mejores son los telescópicos, que permiten regular su longitud.
En llano o subidas suaves, el brazo forma ángulo recto al apoyar el bastón. Para bajar, se alarga entre 5 y 10 cm, para poder apoyarlo por delante y que ayude a la amortiguación del cuerpo.
Al atravesar zonas heladas, el bastón es ayuda inmejorable para no caer.
Si en algún momento nos cansamos de llevarlo, se pliega y lo transportamos sujeto al portapiolet de la mochila.
 Caminar en grupo 
Las rutas montañeras suelen hacerse en grupos reducidos, con personas de nivel físico semejante. El grupo camina siempre unido.
Si, por el contrario, el grupo es muy numeroso, quien mejor conozca el camino va delante, otro montañero experimentado va cerrando por detrás, y se debe procurar que entre todos los miembros haya contacto visual. Si dicho contacto se pierde, es necesario reagruparse. Este movimiento “acordeón” hace más lento el avance. Dicho retraso debe tenerse en cuenta al planificar la excursión.
 
El ritmo 
 La regla de oro del caminante es mantener un ritmo regular.
Lo mejor es comenzar con un ritmo suave, que permita un buen calentamiento de músculos y articulaciones. Poco a poco se incrementa hasta llegar a una velocidad cómoda en función del perfil y el estado de entrenamiento.
Andar en montaña es una actividad aeróbica, en la que se aporta a los músculos el oxígeno necesario para su funcionamiento sin entrar en deuda de oxígeno. Sólo en momentos puntuales se puede llegar a la fatiga respiratoria. La mayor parte de una ruta debe hacerse a un ritmo en que se pueda hablar a la vez que caminar.
Una ruta en montaña es placentera en la medida en que se dosifica el esfuerzo y no nos acercamos a nuestro límite físico.
Las paradas 
En toda ruta montañera es necesario pararnos de vez en cuando. Con adultos, una parada de 10 minutos cada hora suele ser suficiente. Con niños las paradas son más frecuentes.
Las paradas nos permiten recuperar el aliento si es que venimos algo fatigados, beber agua, tomar algunos alimentos energéticos (chocolate, barritas…), descansar hombros y espalda del peso de la mochila, contemplar sin prisa el paisaje, y sacar nuestras mejores fotos.
Es importante no enfriarse. En días de viento es necesario abrigarse más durante las paradas. Y que la pausa no sea tan larga que nuestros músculos se enfríen del todo.
 Equilibrio
 La principal causa de lesiones en la montaña son las caídas. Caminaremos siempre fijándonos dónde pisamos, procurando apoyar toda la planta del pie, de una forma acompasada, sin arrastrar las piedrecillas del camino, y sin golpear raíces o piedras. El bastón es una muy buena ayuda para mantener la estabilidad.
Al caminar por nieve o hielo los movimientos se ralentizan, para evitar resbalones.
Al cruzar zonas rocosas, por ejemplo un canchal, buscaremos pisar las piedras más grandes, con menos probabilidad de que se muevan. Si es necesario, nos ayudaremos con las manos. Lo más difícil es si dichas rocas están húmedas: las precauciones en este caso deben ser máximas, y lo mejor es evitar dichos pasos.
Una correcta distribución del peso en la mochila ayuda a mantener el equilibrio: lo más pesado debe ir en la parte baja, y lo más cerca posible a nuestra espalda. Y además el peso debe ser el mismo a la izquierda y a la derecha.
El ajuste de la mochila al tronco debe ser compacto, ajustando primero la riñonera o cinturón lumbar y después las tirantas. De esta forma, la mochila apoyada en la espalda no oscila, ni en las subidas ni en las bajadas. (Si lo hiciera, además de molesto, sería peligroso, porque su peso podría arrastrarnos).
MATERIAL NECESARIO 
– Camiseta de trekking
– Forro polar
– Chubasquero
– Guantes
– Gorro para el sol
– Gafas de sol
– Braga tipo buff
– Bastones de trekking
– Mochila de 25 litros
– Botas de trekking
– Crema solar.
– Botiquín.
Material opcional*
– Crampones
– Piolet
– Polainas
– Botas de montaña adecuadas para la nieve
– Ropa interior térmica
– Guantes tipo gorotex o similar
– Gorro de lana o similar
*Estos materiales
*Estos materiales se recomendará su uso en caso de riesgo de nieve durante la travesía.
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